[..] Cuando entendéis esto y experimentáis verdaderamente el estado de calma y el movimiento como siendo lo mismo, o como aspectos del mismo principio indi­visible, ello es la Mahamudra real. 
Esto no quiere decir que sólo permanecemos en un estado de vacuidad.
Cuando hablamos de mantenernos en el estado de Mahamudra, 
significa que nos encontramos en el estado de transformación, 
en el estado de claridad en el cual no se encuentra el juzgar, el pensar, el crear o el bloquear nada. 

En este estado tenemos la completa capacidad de permanecer integrados en cualquier movi­miento que surja, 
tanto si estamos caminando, trabajando o llevando a cabo cual­quier actividad. 
Todas nuestras actividades devienen Mahamudra.

Seguramente habéis leído uno de los cantos de Milarepa, en el cual canta: 
«Cuando voy a cargar agua, 
¿qué es lo que hago? 
¡Cargar agua es Yantra para mí! 
Cuando me levanto al despertar, 
¿qué es lo que hago? 
Despertarme del sueño es Yantra.»
Cuando practicamos en este nivel, todas nuestras actividades son Yantra, 
y no necesitamos ningún otro Yantra. 
¿Por qué toda nuestra actividad se convierte en Yantra? 
Para un practicante de este nivel, 
cada actividad se ve gobernada por el conocimiento de cómo permanecer en el estado de integración. 
Lo que aprende­mos en Tantra es a conocer el valor del movimiento 
y a cómo incorporar el movi­miento en la práctica de contemplación.[..]