[..] El célebre maestro tibetano del siglo XVIII, Tsele Natshok, comenta con respecto a trekchö:
“En términos generales, existen numerosas divisiones de la práctica del Ati yoga,
tales como la serie de la mente, la serie de la expansión del espacio primordial o la serie de la instrucción secreta... Pero, en esencia, todas ellas se resumen en la práctica de unión de sabiduría primordial y vacuidad,
propia del trekchö (“cortar completamente”),
y en la práctica del thodgal (“realización insuperable”) de unión de forma y vacuidad”.

El término trekchö podría ser traducido como “ruptura espontanea de la tensión”.

El punto principal de este abordaje -del que se afirma que permite obtener la liberación sin esfuerzo- consiste en relajar las tensiones más profundas que constriñen u opacan la base primordialmente iluminada de nuestro ser y vivir en un estado puro y continuo de Rigpa.
La enseñanza del trekchö puede resumirse
en la declaración formulada por Garab Dorje en el Ati Zabdon Nyingpo:
“La naturaleza de la mente está iluminada desde el principio.
La mente, como el espacio, carece de nacimiento o cesación.
Habiendo realizado la pureza y ecuanimidad inherente a todos los fenómenos,
la contemplación consiste en permanecer, sin más búsqueda, en esta comprensión”.

En relación con ellos se declara también que,
mirando hacia la conciencia, ésta no puede ser vista;
meditando sobre ella, no puede ser realizada.
Dudjom Rinpoche, escribe al respecto:
“La visión se halla libre tanto de la afirmación como de la negación;
la meditación carece de deliberación;
la acción está más allá del apego y el rechazo;
y el fruto trasciende la esperanza y el temor”. [..]
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